Entradas

Escuchar a quienes no hablan (publicado el 23/08/21 en La Voz de Galicia)

     ¿Saben ustedes eso de que a buen entendedor, pocas palabras bastan? Y yo me pregunto; ¿y muchas palabras, sobran?       Este año he tenido el placer de conocer a un joven de esa especie en extinción, y he podido confirmar que sí. A Rodrigo le incomodan. Sin embargo, no es tanto la cantidad de palabras como su calidad. Ganarse su atención requiere un vocabulario selecto, preciso y directo. También una abundante dosis de paciencia. Recuerden que el buen entendedor todo lo escucha, mucho lo entiende y poco lo comparte. Ha de ser usted quien le moleste, le quite los auriculares y lo devuelva al mundo real. Ha de darle tanto tiempo como espacio, tanta atención como conversación. No evite las preguntas, pero respete su silencio. Sepa que para él es algo de lo más valioso. Insista discretamente hasta que empiece a dudar de si está rozando el acoso. Si sigue los pasos de este manual, quizá llegue a buen puerto. Yo lo hice, ¿sabe? Y resultó ser entrañable. Tras seis meses limitada a monosí

El resurgir de un fénix adolescente (versión en castellano)

    Nacho no es un chico como otro cualquiera, os lo juro. A simple vista puede parecerlo, pero en realidad es una caja de sorpresas de corroído resorte. Conocerlo bien no es tarea fácil, pero vale la pena. No tiene demasiadas amistades, pero espera todas las noches a que su madre llegue del trabajo. A las once de la noche le tiene preparadas unas cuñas de queso con embutido, membrillo y una copa de vino. Suelen hablar de pie hasta cansarse, y solo entonces se van para cama y prosiguen con sus respectivas lecturas, iluminados por la tenue luz de un candelabro.   Ferrolana de nacimiento y espíritu inconformista, Blanca lleva toda una vida dedicándose a los demás. Fue percebeira desde muy joven, pues alguien tenía que hacer llegar el dinero a casa y el pan a la boca. En sus años de juventud, después de mucho ahorrar, se fue a la capital a estudiar traducción. Le dieron una beca, pero el alquiler no se pagaba solo. Lo suyo fue pura vocación, como hoy en día ya no se escucha. Unos años des

O rexurdimento dun fénix adolescente (orixinal)

  Nacho non é un rapaz coma outro calquera, xúrovos que non. A simple vista pode parecelo, pero en realidade é unha caixa de sorpresas de corroído resorte. Coñecelo ben non é cousa fácil, pero paga a pena. Non ten demasiadas amizades, pero agarda tódalas noites a que a súa nai chegue do traballo. Ás once da noite tenlle preparadas unhas cuñas de queixo con embutido, marmelo e unha copa de viño. Adoitan falar de pé no mesado até se cansaren, e só entón marchan para cama e proseguen coas súas respectivas lecturas, alumeados pola luz do candil.    Ferrolá de nacemento e espírito inconformista, Branca leva toda unha vida adicándose aos demais. Foi percebeira dende moi nova, pois alguén tiña que facer chegar os cartos a casa e o pan á boca. Nos seus anos de xuventude, despois de moito aforrar, marchou á capital a estudar tradución. Déronlle unha beca, pero o alugamento non se custeaba só. O dela foi pura vocación, como hoxe en día xa non se escoita. Uns anos despois tivo un fillo sen estare

Boceto de un sueño. (Para Zenda #Sueñosdegloria)

  A lo largo de mi corta existencia he visto a muchos campeones. Desde muy pequeña, Karim Benzema vistió mi corazón de blanco, y crecí celebrando cada gol que llevara la firma de aquel eterno 9. Más de una vez me emocioné viendo al Real Madrid besar la copa en la Cibeles. Muchos domingos comí viendo a Fernando Alonso primero, siendo —en voz de Melendi—, coronado rey del viento, y a Rafael Nadal sonreír al palco tras ganar su enésima Roland Garros. Al pistolero Contador vitoreado rey del Tour y leyenda del ciclismo. Todavía recuerdo con nostalgia aquel 11 de julio de 2010, cuando Andrés Iniesta unió a una nación. En la televisión, tantos medallistas olímpicos que dejaron a España en lo más alto. A Mireia Belmonte nadando con alas y Ona Carbonell haciendo del cloro polvo de hadas con gran maestría. Pero ninguno de ellos se asemeja a los míos.   Los campeones que yo conozco no son ni deportistas de élite, ni ricos, ni famosos, y sin embargo, son fuente de la que beben mis sueños de gloria